Por: Andrea Evia
Los medios de comunicación cambian. Evolucionan, mejoran y forman parte fundamental en la sociedad. Me bastó preguntarle a tres generaciones en mi familia sobre sus experiencias con los medios de comunicación para darme una idea de lo mucho que se han transformado con el paso de los años.
A mi abuela María Santa Anna de 78 años se le borró un poco el cassette de la memoria. Aún así supo resumirme muy bien cómo eran los medios de comunicación en su época. Me llevé la conocida sorpresa de que la radio lo era todo. Era la maravilla de los años 30`s. Día y noche aquel aparato permanecía encendido. Las familias se reunían en torno a los radios para escuchar noticias locales, algunas del mundo o incluso compartían el escuchar con atención las radionovelas. La música formaba parte importante de la radio y había programas especiales que pasaban a las bandas y canciones de moda, que en aquel entonces su fama no era tan fugaz; todos las conocían bien. Mi abuela no creció con la televisión, hasta que cumplió 20 años comenzaron las transmisiones en blanco y negro, con un único televisor para todos en la casa. Los periódicos por su parte, hablaban de cosas objetivas y culturales, en comparación con los de ahora que parece ser que ven el lado negativo de la vida. Sus hijos crecieron jugando en el patio y en los parques. Juegos tradicionales como las escondidillas, la roña o los quemados. Nombres muy diferentes a Mario Kart, Angry Birds o The Sims.
Mi padre es Máximo Evia. Segunda generación de la tercia. A los 20 años de edad en 1968 recuerda que los medios de comunicación eran totalmente controlados por el gobierno federal o por los gobiernos estatales. El PRI era un partido político hegemónico, es decir, mantenía su superioridad en México desde su creación. Había sido integrado por diversos grupos políticos que habían participado en la llamada Revolución Mexicana y por tanto, no existía algún tipo de oposición. Todos los conflictos se resolvían al interior del propio partido y cualquier discrepancia no pasaba de allí. Este partido mantenía la «hegemonía» y se lo tomaba muy en serio. Es más, cualquier disidencia se castigaba porque el triunfo en la Revolución había costado mucho. Por ello, los medios correspondían a este esquema. Eran periódicos o revistas que trataban de quedar bien con el gobernante en turno. y que sobrevivían económicamente gracias al subsidio del gobierno. Si lo atacaban se terminaba el subsidio. Las noticias que se daban primero pasaban por la censura del gobierno. Luego apareció la televisión y recuerda que en algunas ocasiones cuando el conductor estaba señalando críticas al gobierno, entraba una llamada de algún funcionario público que le llamaba la atención y lo reprendía. Los medios solo hablaban bien del PRI y el que no lo hacía, se convertía en enemigo, dejaba de operar y salía del aire. Había un control total de la información y eso duró hasta los años ochenta cuando se fue democratizando la información. Me comentó que ahora los medios se han convertido en un factor real de poder, pues ellos son más poderosos que el gobierno e influyen mucho en la opinión pública. Aunque claro, ahora los medios de comunicación también reciben dinero, apoyos y publicidad; unos del gobierno panista, otros de los priístas o perredistas. Sin embargo, ahora se puede ejercer la crítica y la libre expresión de las ideas. ¿Seremos así de libres casi 50 años después?
Por último mi hermana Gabriela Evia de 24 años me platicó que tuvo una infancia bastante mágica. Pareciera que a medida que iba creciendo, con ella los medios de comunicación también cambiaban. A partir de 1988 en adelante, para ella no existía el Internet. Si te querías comunicar solamente existía el teléfono, el beeper, que al parecer solo los adultos sabían utilizar y el correo postal. Cuando iba en secundaria empezó la telefonía celular, los mensajes de texto eran una cosa nueva inaudita, increíble. Los aparatos celulares eran enormes, semejantes a como son ahora los walkie talkies que usan los policías. Muy poca gente los tenía y era caro comunicarse por medio de ellos, además de que para los papás era un invento tan diferente, que les parecía peligroso para los niños. En esos tiempos sólo se comunicaba con sus amigos por teléfono de casa a casa, casi todas las llamadas las contestaban los papás y si llegaba de visita, si, siempre tocaba el timbre. La televisión era más familiar y no se permitía cualquier tipo de programa obsceno y demasiado explícito. No existían los reality shows. Friends era la serie, Nickelodeon el canal y Otro rollo el talk show del momento. Empezaban las transmisiones de MTV y en aquellos tiempos la gente de hecho lo veía para ver videos musicales de sus bandas y solistas favoritos. Britney Spears, las Spice Girls o los Backstreet boys eran parte del repertorio de mi hermana. En México, Fey y Jeans sonaban en todas las fiestas. Si te gustaba un grupo comprabas su cd, no había de otra. Después gracias al extraordinario invento del internet podías descargar la única canción que te gustaba de todo el CD, con el primer programa en su clase: Napster. Lo mejor de todo es que era gratis. El cine era también de los preferidos del público. Se estrenaban clásicos como Jurassic Park, Tiburón, Mi pobre angelito o Freddy Krueger. Internet floreció cuando mi hermana entraba a secundaria. Muy pocas veces se usaba y obviamente no existía Facebook, lo que te dejaba más tiempo libre para pensar. Únicamente usabas tu coreo electrónico, y si acaso buscabas información. Esa era su principal función. Empezaron a haber más programas de entretenimiento en Internet; juegos de computadora, ICQ y el padre de la mensajería por chat: Messenger.